Los españoles descubrieron nuestro continente en 1942. Era para ellos un mundo nuevo, desconocido.
Sin embargo, ese mundo nuevo para ellos, no era tan nuevo. En él habitaban pueblos desde hacía miles y miles de años, pueblos con una larga y rica historia.
Esa historia empezó hace más de 40.000 años, cuando grupos de hombres procedentes del nordeste de Asia cruzaron a nuestro continente, por donde hoy está el estrecho de Bering. Esa zona constituía un puente natural, que permitió el paso de animales y hombres de un continente a otro.
Desde esa época y por muchos años, distintos grupos humanos siguieron llegando a través del estrecho de Bering. Poco a poco, estos grupos fueron dispersándose por todo el continente, desde el norte de América hasta la Patagonia y Tierra del Fuego.
Estos primeros habitantes de nuestro continente llegaron en
bandas, compuestas por familias relacionadas entre sí. Para alimentarse, cazaban animales y recolectaban plantas y semillas silvestres. Los que se instalaron cerca de los ríos o de los mares fueron buenos pescadores o recolectores de moluscos y cazadores de fauna marina.
Se refugiaban en cuevas naturales o construían simple chozas o toldos. Cuando disminuía los alimentos en un lugar, se mudaban a otro: estos grupos de cazadores-recolectores eran
Nómades.
Con el paso del tiempo y el asentamiento de los grupos en distintos ámbitos, los grupos fueron diferenciándose. Mientras algunos pueblos continuaron con las viejas prácticas de la caza y la recolección, otros realizaron descubrimientos importantes. Descubrieron, por ejemplo, cómo cultivar la tierra y como domesticar animales.estos descubrimientos constituyeron una verdadera revolución, pues todo se transformó desde es momento en la vida de esas comunidades.
La agricultura fijó a esos pueblos a la tierra, los volvió
Sedentarios. Habían descubierto la manera de producir sus alimentos, y ya no tenían necesidad de desplazarse de un lugar a otro en busca del sustento.Con la agricultura creció la población y comenzó la construcción de viviendas más sólidas y estables, que se agruparon en aldeas.
La agricultura originó nuevas necesidades y nuevas posibilidades,que llevaron al desarrollo de la cerámica, la cestería o el trabajo en metales.